En todo proceso de separación de pareja en la que existen hijos comunes, estos se convierten en involuntarios protagonistas de lo que durante ese periodo va a ocurrir entres sus padres. Las reacciones psicológicas de los hijos y los efectos dependen de muchos elementos: la edad de los niños, sus rasgos de personalidad, cómo se han gestionado hasta ese momento los vínculos paternofiliales y la cobertura de las necesidades de los hijos… entre otros. Sin embargo el cómo actúen los adultos será fundamental para ayudar a los menores a transitar de forma adecuada por esta circunstancia que se presenta inesperadamente en sus vidas.
Los padres deben actuar de forma madura, responsable y adulta pensando ante todo en el bienestar de los hijos y en su adecuado desarrollo. Sin embargo durante el conflicto no es fácil para los padres reconocer y responder a esas necesidades cuando ellos mismos atraviesan un periodo de crisis intensa que conlleva tristeza, culpabilidad, ira, inseguridad y confusión.
Es importante que sean siempre conscientes de la gravedad de actuar anteponiendo las necesidades propias a las de los niños.
Aunque cada situación y cada familia requiere soluciones particulares, si que podemos indicar algunas conductas que, con carácter general, van a proteger a los hijos de las influencias perjudiciales de la separación:
- Resolver la crisis y las dificultades manteniendo a los hijos al margen de sus peleas, conflictos y resentimientos.
- Favorecer el mantenimiento de las relaciones continuadas con ambos progenitores.
- Dejar que libremente manifiesten el amor a cada uno de los padres y reforzar la idea de que eso es bueno, que no supone una deslealtad hacia el otro progenitor.
- Mantener el padre y la madre las funciones parentales con sus hijos, respondiendo de forma adecuada a todas sus necesidades. Es importante en este momento tener especialmente presentes las necesidades emocionales de los niños.
- Negociar hábilmente y con éxito las cuestiones relacionadas con los hijos.
- Transmitir la información sobre la separación necesaria, coherente, ajustada a la edad y en presencia de ambos progenitores.
- Animar al niño a que pregunte y manifieste sus inquietudes y sus miedos.
- Transmitir las decisiones que afectan a los hijos como comunes aunque uno de los dos no esté del todo de acuerdo. La negociación entre los padres tiene que ser previa a la comunicación a los hijos.
- Transmitir a los hijos respeto y aceptación hacia el otro progenitor.
- Favorecer que los niños se sienta libres de hablar con un padre del otro y con el resto de familiares, es decir, que no tengan la sensación de que hay temas tabú, que no pueden abordar sin crear tensiones.
- Minimizar los cambios familiares.
- Mantener las relaciones con abuelos, tíos y primos como antes de la separación.
- Facilitarles soportes extrafamiliares adecuados (amigos, escuela, barrio, asociaciones, etc.)
- Cuando la separación conlleva cambios o dificultades financieras se debe comunicar la nueva situación sin inquietud, pero informando de ella con sinceridad.
- Decirles tantas veces como sea necesario que ellos no son responsables de la separación.
- Asegurarles el amor incondicional de cada uno de los padres.
- Reconocer y trasmitir que la separación es definitiva y permanente y que no depende de ellos que los padres vuelvan a estar juntos.
Los profesionales de SOLVER ponemos a vuestra disposición la Mediación como una herramienta eficaz para orientar en esta línea a los padres que deciden separarse.