Si nos paramos a pensar en cómo nos sentíamos en alguno de los momentos vitales en los que hemos entrado en contacto con el ámbito sanitario, por ejemplo, cuando hemos tenido que acudir a una cita médica, a realizarnos alguna prueba o a las urgencias de un hospital, podríamos identificar como emociones o sentimientos recurrentes la inquietud, la impaciencia, la tensión, incluso el miedo. Nos solemos sentir indefensos y vulnerables. En algunas ocasiones las circunstancias en las que se desarrollan los acontecimientos provocan también ansiedad, enfado e ira. Ahora sumemos el propio universo emocional de los profesionales y conseguiremos un caldo de cultivo especialmente preparado para la explosión de los conflictos y su abordaje desde los modelos menos funcionales.
El entorno sanitario es especial porque en él entran en juego necesidades tan sensibles como la salud, la urgencia en la reacción, la frustración frente a resultados no esperados y el necesario margen de error con el que trabaja el personal sanitario en cuyas manos nos ponemos. Saber gestionar los conflictos puede ser especialmente importante en el entorno de los hospitales, centros de salud, servicios de ingreso, servicios de urgencia, atención al paciente, etc. Y no solo en la relación de los profesionales con los pacientes y sus familias, también en la que se establece entre los miembros de los equipos de trabajo, de estos con sus responsables o sus coordinadores o entre los diferentes perfiles profesionales que participan en una intervención.
Con esta perspectiva hemos tenido ocasión de compartir dos jornadas de formación con algunos miembros de los equipos técnicos de las Unidades Móviles de Emergencias de Castilla y León, ensayando herramientas de liderazgo para mejorar el funcionamiento de los equipos y también de comunicación, en este caso tanto de la comunidad interna en las unidades, como con las pacientes y las familias.
Nuevamente hemos conseguido con nuestra propuesta trabajar con todas la capacidades que cada uno de los asistentes ha puesto generosamente a nuestra disposición y a la del grupo para el desarrollo de las sesiones. Gracias a la participación activa de todas y todos pudimos trabajar sobre modos imaginativos de enfrentar la organización y liderazgo de un grupo de trabajo y las técnicas para fomentar la cooperación, algo que convinimos en entender imprescindible para prestar un buen servicio y para generar espacios de trabajo saludables.
En el taller de comunicación trabajamos sobre las habilidades comunicacionales al servicio de médicos, enfermeros, auxiliares, personal de administración, etc. con el mismo objetivo de beneficiar tanto al profesional como al paciente y a su familia para tender, en última instancia, a generar una convivencia más pacífica.
Entre las ventajas que se consiguen con estos talleres podemos destacar las siguientes: mejorar la escucha para favorecer mayor precisión en la identificación de los problemas y mayores niveles de empatía mutua entre los miembros de los equipos de trabajo y de estos con sus jefes/coordinadores y con los usuarios; disminución de las demandas y litigios iniciados por los pacientes; reducción de las causas de estrés en el personal; mejora de la adhesión de los pacientes a los tratamientos…..
Para SOLVER fue especialmente gratificante compartir este espacio de formación con un grupo de personas profesionales de vocación, implicadas, conscientes de la importancia de su labor, dispuestas a “dejarse llevar” para mejorar, con la mente abierta y generosamente participativas. Muchas gracias a todas ellas y esperamos seguir compartiendo experiencias.