¡¡VIVA EL VERANO!! ¿O no?


Avanza Junio y se hacen de nuevo presentes los típicos tópicos de estas fechas:

  • ¿Aprobarán todas nuestros “queridos” vástagos?
  • ¿Cuándo cambiamos la ropa de invierno por la de verano? Esta pregunta a veces tiene su versión ¿cuál es el momento de sacar las sandalias?
  • ¿Dónde nos vamos de vacaciones?
  • ¿Qué vamos a hacer todas estas semanas con nuestros hijos?????????

El verano es un tiempo de cambio, de romper con las rutinas, de permitirnos otro ritmo. Los días son más largos, apetece tomar algo en una terracita y parece que al día siguiente tenemos menos sueño.

Y además los tiempos de relación en la familia son mayores. Aunque encontremos un campamento estupendo de 15 días, tengamos un pueblo en el que los abuelos están “encantados” de hacerse cargo de nuestros menores y haya alguna actividad extra que permita tener todo organizado, generalmente contamos con más tiempo para estar juntos.

Y en algunas ocasiones este tiempo es el momento en el que se evidencian las potencialidades y carencias de cada cual. Si en invierno casi no hemos hablado entre nosotros de otras cuestiones que no sean organizativas o de estudios, en verano los silencios son eternos. Si las actividades de ocio invernales se basaron en ver TV (muchas veces cada uno en su habitación) y llevar y traer a las extraescolares, en verano un día de piscina es un horror. Si nos cuesta encontrar el sentido del humor en aspectos de la vida cotidiana, los chistes de verano son una tortura. En resumen, si en invierno no hemos cultivado unas relaciones familiares sanas, el verano parece el tiempo de in pass hasta llegar a la tan deseada rutina del invierno.

Para que el tiempo de verano no se convierta en una película de terror de esas de atmósfera irrespirable, proponemos:

  • Buscar algún espacio de conversación común sobre cuestiones triviales, como por ejemplo una peli (que hemos ido a ver al cine de verano juntos), una verbena, una partida de parchís en la piscina (o de cartas, o de Tabú).
  • Intentar hacer algo que nos resulta divertido y que nos provoque una carcajada al menos una vez a la semana. (Damos por válida la partida de Tabú)
  • Darnos una “alegría pal cuerpo” con entusiasmo… hasta la pizza Margarita más simple se convierte en una cena de lujo con un poco de atrezzo e imaginación. Cuanto más barata sea la “alegría” suele tener un efecto más entusiasmante.
  • Preguntar a nuestros hijos por sus amigos, lo que saben hacer mejor, lo que más les atrae de ellos y tener una conversación que nos permita conocer sus intereses y lo que admiran en los demás. No confundir con comparar con los demás. Eso suele formar autoestimas endebles….

Lo que tenemos claro (muy claro) en SOLVER es que el viaje más caro del mundo con los mejores hoteles, restaurantes y compras no sirve para mejorar las relaciones familiares si no va acompañado de conversaciones, algún abracito e interés por el otro. Por eso nos atrevemos a proponer hacer alguna cosa de manera distinta a lo que hemos hecho durante el año, para que de verdad este sea un  ¡¡FELIZ VERANO!!!

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