Pretender la igualdad no es una amenaza. Eso creo. Pretender la igualdad es un derecho porque la desigualdad que existe entre hombres y mujeres no tiene una razón de peso. Somos conscientes de que todas las personas somos distintas y por el hecho de ser hombre o mujer no se está más capacitado o menos para nada en la vida. Hay hombres fuertes, mujeres fuertes, hombre más frágiles y mujeres más frágiles. Lo que nos diferencia es la adjetivación, no el género. Y esa adjetivación es mucho más compleja, diversa, interesante y útil.
Por eso pedir, reclamar, gritar y salir a la calle para que se haga real la igualdad de género es un derecho y una obligación en esta sociedad. Es importante que sigamos avanzando y creemos organizaciones que integren a todos por igual. Que nos permitan desarrollarnos en función de nuestras capacidades e intereses, no por ser hombres o mujeres.
Porque permitir esa igualdad va a dotar a las entidades de todo lo bueno que tienen los seres humanos, hombres o mujeres. Y poder descubrir los universos masculinos y femeninos sin presión, sin dejar identidades atrás, sin tener que adoptar roles que no nos agradan. Es una cuestión de valores, de comportamientos, de emociones que no eliminan la esencia de la persona. La dotan de mucho más recorrido y potencialidad.
Desde la perspectiva ganar- ganar que guía el trabajo de SOLVER y nuestra forma de entender la resolución de conflictos, tener una sociedad igualitaria va a permitir ganar a todas las partes. Quienes tienen un papel más secundario en el cuidado de los hijos y del hogar podrán descubrir lo maravilloso de la sonrisa de un niño, lo gratificante de ese “ponme más de esta comida que está tan rica” y permitirá que se pueda disfrutar de esos momentos, hasta ahora “patrimonio de la mujer”. Y quienes han cedido el protagonismo en el trabajo y los puestos de responsabilidad, podrán valorar la satisfacción que aporta cumplir objetivos, que te feliciten por la presentación que has hecho, o conseguir esa nueva cartera de clientes o subvención tan complicada y compleja. Todos ganan. Todos mejoran. Todos amplían horizontes…. No se trata de dar pasos atrás, sino de ponerse al lado y desde ahí avanzar. Cada uno debe valorar qué tiene que hacer para ponerse al lado uno del otro sin que sea una de las partes la que tenga que hacer más esfuerzo.
Tomando prestadas unas palabras de Rosa Luxemburgo, trabajemos “por una sociedad donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.”