APOYANDO CADA VEZ A MÁS PERSONAS


En varias entradas de este blog hemos planteado nuestra visión de la mediación como un modelo de acompañamiento a las personas que tienen un conflicto. 

Acompañamos a las parejas, que conocen su realidad mejor que nadie, para establecer cómo quieren seguir viviendo tras su separación. Acompañamos a progenitores, que conocen a sus hijos mejor que nosotras, para poder mejorar pautas educativas. Acompañamos  a profesionales de la educación, sanidad, acción social, etc., que saben cómo es su trabajo y su realidad, para dar formaciones realistas y aplicables. Está clara nuestra apuesta por entender las intervenciones que desarrollamos como un apoyo en aquello que puede resultar complicado en un momento concreto de la vida. 

Ahora las leyes recogen la necesidad de dotar de apoyos a las personas con discapacidad, desde este modelo de acompañamiento y dejando de lado la sustitución de la voluntad de las personas. El pasado 3 de junio de 2021 se aprobó la ley 8/21 que reforma 8 cuerpos normativos para acabar con la incapacitación de las personas y constituir un modelo de apoyos en aquello que la persona precise. 

Desaparece la diferencia entre capacidad jurídica y capacidad de obrar, con lo que todas las personas tenemos la misma consideración de capacidad. Y se plantea que hay personas que necesitan apoyos; hay personas que necesitan que los documentos oficiales estén escritos de una manera que se entienda; hay personas que precisan de atención personal cuando van al Banco, porque los cajeros no son accesibles para todos; hay personas que no entienden muy bien lo que les dice el médico y están más tranquilos si van acompañados. Y esa necesidad es universal, todos podemos necesitar ese acompañamiento en cualquier momento. 

Antes de la reforma, cuando hablamos de discapacidad no se plantea acompañar sino sustituir la voluntad de la persona: tu no puedes, no tienes capacidad, ya decido yo por tí…. La reforma legislativa incorpora el denominado modelo social de discapacidad por el cual no es la persona la que tiene un problema, sino que es la sociedad la que no se adapta a las circunstancias diferentes que tenemos las personas. Con los apoyos necesarios cualquiera podemos ir al banco, al médico o a un juicio.  

La ley está en vigor desde el 3 de septiembre de 2021, los apoyos están definidos, las garantías que marca Naciones Unidas en la Convención de Nueva York de 2006 se plasman bastante bien en esta ley. Ahora solo falta que la sociedad sea consciente de esta necesidad de apoyos sin sustitución, de la obligación de escuchar lo que las personas quieren respecto a su vida, que aquellos que nunca han tomado decisiones (porque no se les dejaba hacerlo) aprendan a tomarlas, a equivocarse, a crecer. 

Con esto daremos un gran paso para que la igualdad y la inclusión sean una realidad y avancemos en la consecución de un modelo más justo y equitativo para TODOS los ciudadanos. 

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